Qué aprenderás:
La insinceridad es una tenebrosidad enorme y fundamental que alimenta a una cantidad infinita de otras tenebrosidades. Los esfuerzos para lograr la sinceridad son unos de los más razonables y eficaces para alcanzar las percepciones iluminadas (PI) y para eliminar todos los tipos de tenebrosidades.
A pesar de que la tenebrosidad de la insinceridad es una de las más potentes, que penetra en cada (no exagero, precisamente en cada) acción de la persona, y a veces parece insuperable e invencible, de todos modos, sí que es posible luchar contra esta tenebrosidad, y no sólo “se puede”, sino que mientras tanto experimentarás la anticipación, la alegría de la lucha, la firmeza y otras PI.
El método más eficaz para eliminar a un monstruo tal como es la insiceridad, consiste en revelar diferentes mecanismos de su manifestación, llegar a la claridad con el trabajo en estos mecanismos, obtener aquellos hábitos prácticos para eliminar cada uno de aquellos.
Después de acabar este curso, conocerás los métodos más frecuentes y más fáciles de la manifestación de la insinceridad, adquirirás los hábitos de su revelación y eliminación.
El curso se compone de los hábitos siguientes:
01 – la respuesta a la pregunta hecha
02 – la eliminación de reconocer el error
03 – la eliminación de impropiedades pequeñas
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El Hábito 01: la respuesta a la pregunta hecha.
La explicación:
El modo típico de manifestar la insinceridad es contestar a una pregunta que nadie ha hecho. Esto se refiere a los “diálogos” que una persona tiene consigo misma, o sea, se hace una pregunta, pero contesta … a otra.
La pregunta inicial que uno se hace a si mismo voy a definirla con la palabra “pregunta”. Y con el término “pseudo-pregunta” voy a referirme a la pregunta por la que uno cambia la pregunta inicial.
La diferencia entre la pregunta y la pseudo-pregunta, a veces, es sorprendentemente enorme, y, otras veces, casi imperceptible pero suficiente para manifestar la insinceridad, cambiando de tema, o, simplemente, un acento dentro del tema.
Te sorprenderás de la gran cantidad de descubrimientos y de PI que podrás experimentar después de entrenar el hábito de acometer una acción, a primera vista tan elemental, como la de contestarte a ti misma (y a la gente a la que, en una situación dada, quieres contestar sinceramente), precisamente aquellas preguntas que han sido hechas.
Te sorprenderás de lo complicado que será contestar precisamente a la pregunta hecha y no cambiarla por una pseudo-pregunta hasta en aquellas situaciones en que hablas contigo misma o con una persona por la que sientes fidelidad o simpatía, etc.
Para entrenar este hábito, la colaboración con tu instructor juega un papel muy importante, porque en muchos casos la persona necesita explicaciones detalladas, y, a veces, hace falta repetirle varias veces que acaba de cambiar la pregunta por una pseudo-pregunta.
Cuando cambias la pregunta por la pseudo-pregunta y en seguida lo desplazas y crees que contestas precisamente a la pregunta hecha, es porque tienes un miedo indistinguible a que una respuesta sincera (incluso a ti misma) a la pregunta hecha pueda descubrir algo de tu vida que tú misma clasificas como algo negativo. La insinceridad es el miedo a la claridad, el miedo de que al obtener esta claridad en alguna cuestión lleve sin remedio al deseo de cambiar el estilo de la vida que llevas ahora. Aparece el miedo a los cambios, aparece toda una serie de otros mecanismos.
La práctica:
а) Compón una lista de preguntas. Incluye en esta lista preguntas muy diferentes incluso las que te gustaría hacerle a una persona imaginada o real, si tienes como propósito entender mejor sus percepciones o su estilo de vida. Y también, incluye las preguntas que se refieran a las cosas más habituales y normales, por ejemplo: por qué hice una cosa y no otra, por qué fui a aquel lugar etc. Te recomiendo añadir a esta lista las preguntas que te haga tu instructor. La cantidad de preguntas en cada serie puede limitarse a 10-20.
b) Respuesta por escrito a estas preguntas.
c) Revisa si tus respuestas son precisamente las respuestas a las preguntas hechas. Si no, corrige tus respuestas.
d) Dentro de algún tiempo cuando tu estado emocional haya cambiado bastante, repasa las preguntas y las respuestas, y revísalo todo otra vez.
e) Envía tus preguntas – respuestas al instructor.
f) Es necesario darse cuenta que hace falta suficiente experiencia en aplicar esfuerzos para conseguir la sinceridad, para que el hábito de no cambiar las preguntas por las pseudo-preguntas se manifieste no sólo durante un estudio especial realizado por escrito, si no también, en la vida normal y corriente. Por eso, de vez en cuando, es razonable tener conversaciones con tu instructor (en el chat, por ejemplo) para que el instructor pueda valorar si el hábito de conseguir la sinceridad en este aspecto concreto de la vida es estable. Durante la conversación el instructor va a hacerte preguntas diferentes y vigilar si has entrenado este hábito suficientemente.
¡Ojo!: después de empezar a formar los hábitos de ser sincero, claro que te entrarán ganas de aplicar estos hábitos. Pero siempre debes advertir que aplicar estos hábitos sin pensar ¡es muy peligroso! ¡La gente que te rodea nunca aspira a la sinceridad! Tienes que darte cuenta de esto. Por eso si de repente decides en una conversación con tus amigos o con tus padres seguir los hábitos elaborados dentro de este curso (incluso contestar a las preguntas hechas e insistir en que tu interlocutor haga lo mismo) chocarás con una agresión intensa, franca y a veces peligrosa, y sobre todo de parte de la gente a la que consideras “íntima” y la que te considera “ser íntima” a ti. Siempre piensa con quién tratas, cuál es el asunto y cuáles son tus objetivos. |
El Hábito 02: la eliminación del cambio de tema.
La explicación:
Supongamos que estás discutiendo con alguien. Cuando empiezas a sentir que el argumento en el que te basas será casi seguro fallido, incorrecto, o será reconocido como tonto, o hasta bobo, podrás reconocerlo y recibir un enorme placer de la sinceridad que se manifestará, de la claridad que tendrás, de la liberación de tu estado loco, en el que diste un argumento tan débil y hasta bobo, de la eliminación del sentimiento de la propia importancia (simp) que ha hecho todo lo posible para que no reconozcas tu falta o tu torpeza etc.
Pero, en vez de esto, como regla pasas a otra cosa, cambias en seguida de tema y das otro argumento. Normalmente, la conversación pasa fácilmente a otro tema porque en el 99 % de los casos los interlocutores son incapaces de advertir el cambio de tema y, claro, son absolutamente inútiles para insistir en la vuelta al tema inicial y acabar el examen del primer argumento. Al final de la conversación te quedas con tu opinión, estás seguro de que has dado “muchos” argumentos y no cambias tu posición, la posición de una persona satisfecha, tonta y torpe.
Claro está que hablo de un ejemplo de discusión durante la que todos los participantes expresan el deseo de conseguir la claridad.
Sólo el examen consecutivo de los argumentos – uno tras otro – puede llevar a un aumento de la claridad. Mientras que es muy importante fijar en voz alta la opinión resultante, en caso contrario uno puede “consentirse” para manifestar sentimientos amistosos y para no entrar en apuros de destruir estos sentimientos de amistad, no va a fijar en voz alta que sus posiciones con el interlocutor han sido diferentes, o incluso, opuestas.
La Práctica:
а) describe cualquier situación que te haya pasado hace poco, es deseable que sea una situación en la que te hayas manifestado de alguna manera – algunas emociones, acciones de tu parte. Envía esta descripción a tu instructor.
Nota: la forma semejante a la insinceridad se manifiesta, aunque parezca sorprendente, no sólo cuando hablas con alguien de tus tenebrosidades sino hasta cuando se trata de materias, a primera vista, puramente abstractas. Así que como una de las opciones de discusión con tu instructor o con tu compañero se puede elegir el tema “si hay vida en el Martes” |
b) el instructor después de leer tu descripción, va a expresar una afirmación y va a ofrecerte discutir sobre este tema (el instructor tratatá de elegir una afirmación con la que probablemente no consentirás y que posiblemente te tocará emocionalmente)
c) en el proceso de la discusión el instructor va a vigilar si uno u otro de tus argumentos es directo o es simplemente una manera de irse del tema de la conversación, el modo de pasarlo a otro plano, el cambio de los acentos.
d) antes de expresar CUALQUIER frase durante la discusión con el instructor, al principio la pronuncias en voz alta o la pronuncias en el diálogo interior, después contestas a la pregunta “si se refiere tu frase precisamente a la discución de este argumento”. Si la respuesta es “no” o “no por completo” o “no estoy seguro” tienes que anular esta frase, e inventar una nueva que seguramente va a referirse al argumento de la conversación.
Esta seguridad tienes que fijarla por escrito (si estás con tu instructor en el chat) u oralmente si hablas con él en persona. Servirá cualquier símbolo o palabra que pongas antes de cada frase para confirmar que tu frase ha pasado el control de correspondencia con el tema de la conversación.
A medida que finalices los ejercicios de formación del hábito, tú, seguramente, estarás muy sorprendido de ser una persona tan hipócrita. Verás que es muy complicado mantener la discusión sólo alrededor de un argumento.
(Otra opción del punto “b”, si tienes un conocido que esté dispuesto a ayudarte a adquirir este hábito, puedes llevar a cabo aquellas discusiones con él y mandar a tu instructor la grabación. Pero de todas formas, es necesario realizar como mínimo 5 discusiones (en el chat o por e-mail) precisamente con el instructor, o más, si el instructor considerara que durante las primeras 5 discusiones no hubieses conseguido el progreso que te ayude a reconocer que has formado este hábito.)
Nota: el entrenamiento de tales discuciones con tu instructor en el chat es más eficaz que a través de e-mail porque casi no te deja tiempo para corregir tus respuestas. |
e) Una vez examinado cada argumento, ambas partes, que participan en la discusión, fijan cuál es su posición después del intercambio de opiniones que acaban de realizar.
Hábito 03: la eliminación de las inexactitudes “pequeñas”.
La explicación:
Durante la descripción (tanto a los demás como a si mismo) de alguna situación, muy a menudo se cometen “pequeñas” inexactitudes, faltas “insignificantes”. Pero existe una “coincidencia” sorprendente – casi cada una (por no decir todas) de estas inexactitudes, si las estudiamos de cerca, cambia, aunque un poco, el acento hacia una dirección beneficiosa para el narrador. Bajo la palabra “beneficioso” comprendo la correspondencia con la posición que ocupa el narrador.
El lenguaje de las palabras, los gestos, las entonaciones, interjecciones y otras cosas “insignificantes”, en realidad, son mucho más expresivos y significativos de lo que puede parecer a primera vista. Y aún más – muy a menudo, la posición del oyente no se forma sobre la base de la información que recibe, sino en el fundamento de la forma de presentación de esta información, y surge muy a menudo, que un cambio casi imperceptible de la entonación, cambia la relación del oyente con lo que le cuentan ¡en 180 grados! Por ejemplo, el niño puede confesar a la madre que comió la mermelada de diferente manera. Si se le acerca y dice “comí la mermelada”, la madre sentirá ira y le castigará. Pero si el niño agrega al menos un poco de emociones, la reacción de la madre puede ser completamente diferente, y a veces puramente antagonista, opuesta. Por ejemplo, ella de repente puede experimentar el orgullo por él, porque el chico lo ha reconocido por si mismo, o lástima porque “el pobre entiende que le van a castigar” y como resultado en vez del castigo el niño recibe una porción de lástima y de relación positiva.
Todos nosotros, ya en la infancia, aprendimos a sentir más o menos estos matices pequeños y ahora aplicamos este arte casi sin darnos cuenta, o sin darnos cuenta en absoluto.
Una persona a la que sorprenden con inexactitudes durante su narración, con mayor probabilidad se quedará asombrada o hasta indignada porque desde el punto de vista formal, tiene razón – no ha cambiado la información nada.
El modo ideal de hacer comprender a tal persona que ha manifestado la insinceridad, consiste en la aplicación del método de “oyente desinteresado imaginable”. Nos imaginamos que la frase que ha dicho esta persona, la haya oído un transeúnte extraño desinteresado. Nos imaginamos a nosotros mismos en el lugar de este transeúnte. Preguntemosnos: ¿qué opinión se formaría tal transeúnte? Si la respuesta es que el narrador la presenta un poco mejor, comparándola con la impresión que podría formarse después de escuchar la misma historia sin inexactitudes “pequeñas”, esto prueba que la inexactitud no es pequeña para nada y no es casual. Claro está que es la prueba sólo para la gente que quiere conseguir la sinceridad. El que no la quiere, seguirá insistiendo en su punto de vista, y si por alguna razón estás interesado en rematar esta discusión, tendrás que realizar un experimento real, e invitar a un transeúnte desinteresado. Si el nivel de la insinceridad es alto, este experimento no cambiará nada.
La Práctica:
а) el practicante, de una u otra forma, tiene que fijar la situación en la que se ha manifestado de alguna manera – puede ser alguna conversación sobre un tema que es importante para él, o una participación en alguna actividad común. Lo más importante es que en esta conversación o actividad haya un enfrentamiento de las posiciones, por ejemplo, una discusión, un estudio de una situación conflictiva, etc. Es decir, es necesario que en esta situación el practicante sea un personaje interesado en tener razón y en defender su posición.
Se puede realizar la fijación con la ayuda de un vídeo o audio-grabación, la que después hay que enviar al instructor. A veces es suficiente la presencia de un ayudante, que aplicando esfuerzos por desinteresarse de la situación, observa de cerca, toma nota de todo lo que pasa y después independientemente del practicante envía su informe al instructor. Las condiciones ideales son aquellas en que el mismo instructor observa la situación, incluso en los casos cuando el interlocutor del practicante no lo sabe.
b) el practicante sin usar nada, excepto su memoria, siguiendo las huellas frescas (o sea mejor durante una hora) describe la situación y envía la descripción al instructor en el formato, por ejemplo, Word.
c) dentro de algún tiempo, suficiente para que el practicante se distraiga de la situación (como regla dentro de 2-3 horas), vuelve a su descripción e, imaginándose tan fuertemente como pueda que no participaba en la situación, que sólo la observaba desde fuera, repasa el texto. Si cree que algún detalle fue modificado o se perdió, pone sus correciones entre paréntesis, destacándolas con otro color. La segunda versión de la descripción también la envía al instructor.
d) si el instructor después de poner el vídeo o audio- grabación (o con el informe del ayudante del practicante) cree que el nivel de la insinceridad sigue siendo bajo, puede proponer realizar el repaso de la situación otra vez.
e) si la tercera parte no ha descubierto todos los casos de insinceridad que consiste en inexactitudes de la descripción, el instructor puede indicar los casos en que el practicante pasó por ellas sin advertirlo.
f) se recomienda realizar no menos de tres de tales experimentos, hasta en el caso de que los dos primeros muestren un nivel aceptable de sinceridad, también hay que cambiar a los participantes de la situación y el tema sobre el que discuten o habrá un conflicto.